8 de mayo de 2010

crónica de la agonía de sentirse breve



Ayer mientras esperaba vi pasar a una pareja de ancianos. Ella lo lleveba cogido de la mano, un paso por delante y con la mirada ausente. Él caminaba muy despacio y cojeaba, lo que le hacía oscilar peligrosamente. Al principio me intranquilicé. Llegué a temer que debido al cruel tambaleo el hombre pudiese verterse hacia alguno de los lados.
Él paró a colocarse las gafas que se habrían deslizado nariz abajo, obligadas por el excesivo movimiento. Me miró y noté como si me dijese de alguna manera particular que sí, que él también tenía miedo.
Le devolví la mirada tratando de quitarle importancia, al fin y al cabo todos nos vertemos a veces.

5 comentarios:

Dara dijo...

Mientras alguien nos ayude a volver a poner los pies en el suelo, yo creo que el miedo da un poco igual.



sonrisa,
bonita

Albademadrugada dijo...

pero volvemos al sitio, que es lo importante.

besito cousa:)

bárbara. dijo...

Mira, puedes regalarte cosas desde la shop de regalos a tu cuenta original. Pero solo te podes regalar algunas cosas..

mlle.Chen dijo...

Si le tengo a él para cogerme, me caería una y otra vez.

Iselie & Mary Jane dijo...

Mi niña preciosa :)