11 de marzo de 2008

Dream a little dream of me.



Hacía calor. Tanto, tanto calor que si se juntaban un poco más terminarían por fundirse en uno solo. Ella recogió su pelo con un coletero que antes había rodeado su muñeca y unos cuantos mechones rebeldes resbalaron por su cuello hasta llegar a su espalda. Su respiración, su sola respiración, bastaba para desestabilizar al chico que parecía leer algo a su lado. En realidad no leía, tan solo fingía hacerlo para poder mirarla sin hacerla sentir incómoda.
Mientras los latidos de ambos se desbordaban, sin materializarse apenas, la chica continuaba pensando en el río y en el tan socorrido mito del final del verano que ahora, sin poder si quiera evitarlo, padecían ellos.
Sus manos se rozaban a veces sin que ninguno dijese nada, era como uno de esos delitos conocidos que nadie condena. Les gustaba. Les encantaba. Les atormentaba igualmente. Solo de pensar en septiembre (ai) ya aparecía un dolor a la altura del pecho.
Recordaba él cómo se movía la falda de Annie en los días de brisa. Pensaba en las flores de aquel vestido ligeramente transparente e imaginaba cuántos botones tendría aquella blusa que tan bien le quedaba. A ella le gustaba caminar por delante del chico moviéndose, quizá, excesivamente. Sus piernas se deslizaban a los ojos del chico y Annie hacía todo lo posible para que él nunca apartase la vista de su melena rubia.
Había tantas cosas que conservar de aquel verano, los besos en el granero cuando nadie veía, las tardes en el sótano recuperando viejas fotografías, las noches sobre la furgoneta contemplando las estrellas (en las que a menudo se prometían no separarse nunca)... y ahora, de un día para otro, todo eso se borraría para siempre.
La mañana del último día de verano, el chico logró convencer a Annie para que le acompañase. Le tapó los ojos con un pañuelo y la llevó hasta el granero que tantas veces había sido su refugio. Encendió el viejo tocadiscos y mientras comenzaba a sonar la música, agarró a la chica por la cintura y comenzaron a bailar (pretendiendo que aquel momento sí durase eternamente).


¿Queréis escuchar su canción...?: Annie y él.





*Amapolas.

4 comentarios:

Lula Fortune dijo...

Gracias por este precioso post y esta maravillosa canción de buenas noches. Así da gusto irse a dormir. Besos princesa.

Anónimo dijo...

y por fin he encontrado el camino
que ha de guiar mis pasos,
y esta noche me espera el amor
en tus labios.

de cada mirada, por dios,
ardía el recuerdo en mi interior,
y nadar mar adentro
y no querer salir.

en la prisión del deseo estoy.
en la prisión del deseo estoy

junto a ti.

en la prisión del deseo estoy

junto a ti.


LOVE (uk)

bajo las sábanas dijo...

envidio eso que has escrito, de verdad, yo cada X tiempo prolongado escribo algo decente, no sé ni como me atrevo a escribir lo que será una história para un cocurso en Sant Jordi, es que de verdad que me frustra repasar lo que he escrito yo mismo...

A ver si hablamos pronto por msn, creo que podemos tener largas conversaciones no cres? Si, tengo ganas de hablar contigo y decirte asi palabra a palabra lo mucho qeu envidio tus historias, un besazo inmenso y gracias por todo.

mua!

Anónimo dijo...

me encanta esa canion nunca la habia escuchado pero me enamoré de ella :P
muchos muuuas eh! :)