3 de septiembre de 2008

recuerdo


Entre el tráfico de la vieja y gris ciudad,
apoyada en las farolas,
dormida en el metro;
emerge ella en sueños de plata
que ya nadie sueña.

No es la primera ni una más,
ella, entre todas,
sigue siendo la única.
Y ya nadie le recuerda
lo bonita que está con ese vestido.
Ni le saludan mientras tropiezan.
Ya no es la que todos esperan
cada noche cuando, rotos en pedazos,
hunden sus huesos en el colchón.

Ella, como todas,
olvidó taparse cuando empezó la tormenta.
Y ahora, el único que no llora
soy yo.

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