17 de septiembre de 2008

Me perdí caminando en círculos en un bosque a las afueras del pueblo. Tú dabas grandes sorbos a un café, sentado a la mesa de madera. Ella te dejó un post-it en la nevera diciéndote lo mucho que te quería y tú te zambulliste en la soledad de noches de noviembre y chimenea. Dejamos de comprar el periódico por miedo a llegar a detestar el mundo, éramos dos y el resto no eran más que leves daños colaterales a la locura que creamos aquel diecinueve de agosto. Te tuve miedo, es cierto, miedo porque sabías dejarme muda con sólo mirarme; pánico porque sabías qué me hacía taparme los ojos con el edredón por las noches. Y venías y me abrazabas (¡como si yo fuese a apartarme!) y me repetías que nunca iba a pasarme nada malo mientras tú estuvieses a mi lado en la hierba. Los niños te escuchaban y lanzaban el balón al aire o trepaban, divertidos, a las copas de los mayores árboles. Como una vez, ya tiempo atrás, cuando tú y yo merendábamos pan con chocolate y nos reíamos a carcajadas para ocultar las campanadas del reloj del salón, intentando convencernos de que el tiempo, aquel fantasma de niebla y pasos, corría a nuestro favor.

2 comentarios:

Irene dijo...

es tan tan bonito leerte...

:)

Albademadrugada dijo...

ooh, fondo nuevo, foto nueva, todo nuevo :)qué bonito.
BONITA.
beso grande Aman :P (soy Alba, eu teño nome novo, mesmo blog. Cambiame el link en "amancer" que tes a dire antiga porfi :D )