6 de enero de 2010

Volví a Madrid, pero en septiembre, aunque el silbido del sol era exactamente el mismo. Volví y fue ya tarde cuando estuvimos solos. Recorrimos y besamos bancos, nos los escondimos todos debajo de la falda de escolares. Contuvimos el hipo, empapamos las costuras y el crujido fue tan sordo que duró casi un instante. ¡Ojalá la marea lama hoy la arena de todos los relojes...! - dijimos, gritamos, alzamos la voz a oscuras, asustados de los monstruos que explotan bajo tu cama. Y mientras, fuimos cohetes vibrando al borde de la luna.
La piel de tu espalda coloreó la escarcha de mis solsticios de invierno.

3 comentarios:

Dara dijo...

Y seguro que fue azul, segurísimo.


pd: me gustan tus cosas que hacer hoy

¡miaugigante!

Anónimo dijo...

No dejo de leerlo, es buenisimo. Si escribieses un libro te lo compraria. Enorabuena

Albademadrugada dijo...

DIOS Amanda, este texto es impresionante... :____

me quedo con esto:
asustados de los monstruos que explotan bajo tu cama. Y mientras, fuimos cohetes vibrando al borde de la luna.
y la frase final *___*