Como de no sé donde
de un rincón en la tripa han vuelto hoy,
las ganas y el tiempo
y las risas de los niños debajo de la ventana.
Mientras tanto, si no están, vivo sin ellas.
Hemos ido a Venecia esta semana
y pronto escaparemos al desierto.
Hace frío en Madrid estos días y yo soy como la madera.
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