31 de mayo de 2013

Yérguete. Sacúdete las migas del jersey. Levanta esa cabeza. Barbilla recta. Mirada al frente. Colócate bien la camisa. Sí. Así. Bien. Por dentro del pantalón. Que no salga. Venga. Átate esos cordones. ¿No pensarás salir con esos zapatos? Límpialos. Bueno. Está bien. Pagaremos a alguien ahí fuera para que los limpie. Péinate, ¿qué son esos pelos? Los dientes. Ya ni parecen blancos. Vamos. Venga. Deprisa. Vaya. Pantalones arrugados. Cámbiatelos. Será sólo un momento. Así. Venga. Elegante. Que parezca que nunca te hayan hecho daño. Que no te han abatido. Que nunca has tropezado. Sí. Casi está. Sólo un pequeño esfuerzo. Vamos. Sabes lo que falta. Sí. Sólo una sonrisa. Venga. Como si quisieses comerte el mundo. Como si el único momento que importase fuese ahora mismo. Como si pudieses. Como si nada pudiese contigo. Vamos. Salgamos. Salgamos ahí afuera. Sí. Vamos. No tengas miedo. No seas tímido. Venga. No seas así. Es la hora. ¿La hora de qué? Vamos. ¿No lo sabes? Ah. Sí. Mira esa cara. Claro. Claro que lo sabes. Si hasta has sonreído un poco. ¿No? Tal vez sólo me lo haya parecido. Pero diría que sí. Ay. Vamos. Que se hace tarde. Vamos. Que no vamos a llegar a tiempo. Como siempre que vamos allí. Nunca puntuales. Pero vamos. Vamos. Y nunca faltamos. Aunque tarde por unos minutos. Vamos. Y eso es lo que importa. ¿No? Que vamos. Vamos. Nosotros siempre vamos.

No hay comentarios: