4 de agosto.
Ya están aquí los cinco. ¡Ella está más guapa...! A él se le está poniendo el pelo como a esos hombres de las películas que tanto le gustan a mamá. Las niñas se ríen a carcajadas y Nicolás devora la ciudad con sus pequeños e inquietos ojos marrones.
Cena para siete. Tomaremos el postre subidos a la azotea.
6 de agosto.
Pablo pinta un bosque en la pared de la habitación de invierno. Necesitamos un respiro entre el frenesí y las cenas a domicilio. Los autobuses se mueven despacio y desde aquí yo los imagino como las pequeñas orugas que me hacían cosquillas cuando vivíamos en el campo. Hoy viene María, vamos a cocinar un pastel de chocolate. Talvez alguno de los sofisticados locales del Soho nos resguarde esta noche de la locura neoyorquina.
3 comentarios:
Y por la noche, nos dormiremos todos con el sonido de fondo de la ciudad que bulle entre luces de colores.
Miau
Magia.
:) Eso hay por aquí.
Me acaba de llamar Nicolás, que se casan en Mayo pero antes nos hacen una visita. Qué fiesta
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